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Huelga en Francia

16 de octubre de 2010

Sólo hasta principios de la semana próxima bastarán las reservas de combustible en el aeropuerto Charles de Gaulle. La huelga amenaza al tráfico aéreo, y saca a unos 825.000 franceses a la calle, según cifras oficiales.

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En 230 ciudades francesas se suceden las manifestaciones.Imagen: dpa

Sobre los aeropuertos de París se cierne la amenaza de la falta de combustible, debido a que las protestas por la reforma del sistema de pensiones están llevando en Francia a bloqueos de los depósitos de suministro.

El Gobierno galo busca alternativas para poder garantizar la existencia suficiente de hidrocarburos. Previsiblemente, Francia se verá reforzada a aumentar la importación. Además, han sido desplegados efectivos de seguridad para levantar los bloqueos.

El pasado 15 de octubre, el oleoducto que abastece a los dos aeropuertos en París quedó paralizado como consecuencia de las huelgas. También en este fin de semana se repiten las manifestaciones masivas: el sábado, participaron en ellas más de 800.000 personas en todo el país, según el Ejecutivo francés.

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La escasez de combustible y los paros de los empleados amenazan con convertir el tráfico aéreo en Francia en un caos completo.Imagen: AP

Rebeldía ante la reforma del sistema de pensiones

Francia sale de nuevo a la calle y cuando esto sucede, el Eliseo tiembla: no sería la primera vez que la presión popular logra frenar proyectos gubernamentales. Los poderosos sindicatos galos han llamado a la rebeldía ante la reforma del sistema de pensiones que planea el Ejecutivo de Nicolas Sarkozy, y que pretende elevar la edad de jubilación de los 60 a los 62 años.

Cuatro días llevan sucediéndose multitudinarias protestas en cientos de ciudades francesas. Para este sábado, los líderes sindicales había pronosticado tres millones de manifestantes en el conjunto del territorio galo. El Gobierno francés cifró en unos 825.000 los que dieron aire a su descontento con el alargamiento de la vida laboral, pero hasta ahora no ha habido coincidencia en los números de organizadores y funcionarios.

A los trabajadores, que no quieren tener que pagar por las arcas sociales vacías, se les han sumados los estudiantes, que prevén un futuro en el que encontrar un empleo sea mucho más difícil, al permanecer estos ocupados por la generación anterior. La partida se ha iniciado y el pulso será duro. Que la cosa puede ir para largo lo saben los franceses bien: las acciones de protesta están convocadas por tiempo indefinido.

Un país en estado de excepción

La mitad de los ferrocarriles de Francia ha dejado de circular. Las refinerías están bloqueadas y, aunque el Gobierno galo eche mano de sus reservas de combustible, no tendrá quién las transporte: los camineros también participan en la huelga. El queroseno en el aeropuerto de Charles de Gaulle podrá mantener activo el tráfico aéreo como mucho hasta el próximo lunes o martes. Y tampoco en los aeródromos trabaja gran parte del personal. Cuando los franceses emprenden la batalla, lo hacen en serio. “Es simplemente una cuestión de solidaridad. Sobre los motivos de la huelga se puede discutir, pero hay que ser solidario”, opinaba un hombre en la vacía Gare Nord de París.

Al paquete de reformas presentado por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ya le dio el visto bueno el Parlamento. Este miércoles se vota en el Senado y después tendrá que ser aprobado en la Asamblea General, la unión de las dos Cámaras. Austeridad y ahorro son las máximas del mismo: el déficit de las arcas públicas galas, de 32.000 millones de euros anuales, se encuentra en continuo crecimiento y en 2020 alcanzará los 50.000 millones de euros si no se frena. La ley propuesta es el único camino para lograr tal cosa, asegura el Eliseo. Pero que la senda pase por aumentar la edad de jubilación despierta las iras de los ciudadanos que, al contrario que sus gobernantes, no consideran que se trate de la medida acertada.

Los jóvenes participan

Frankreich Streik Raffinerien werden bestreikt
Refinerías, camioneros, ferrocarriles, aeropuertos: todos afectados por la huelga gala.Imagen: picture-alliance/dpa

“A partir de cierta edad, la gente ya no consigue empleos. Ninguna empresa contrata a personas de más de 60 años. Y, si lo hace, nos deja a nosotros, los jóvenes, sin trabajo”, se quejaba durante una de las manifestaciones de los pasados días una chica francesa.

Escolares y estudiantes secundan las protestas, y cuando éstos se unen a los sindicatos en Francia puede pasar cualquier cosa, incluso que el Gobierno se vea obligado a dar marcha atrás, como ya ha sucedido en las ocasiones en las que intentó implantar leyes similares a la actual, como por ejemplo en 1995. “No queremos esta reforma y nos vemos obligados a defendernos porque, de lo contrario, vamos a tener grandes problemas”, comentaba otra muchacha.

La seguridad es una de las preocupaciones de estos días. El pasado viernes fueron detenidos unos 260 manifestantes. Al menos un joven y 20 agentes resultaron heridos en las protestas de las jornadas anteriores. El dispositivo policial en las 230 ciudades francesas en las que se esperan acciones será grande, aunque los participantes niegan que sea necesario: “nosotros no necesitamos usar la violencia. Lo que queremos lo podemos expresar con palabras, porque sabemos exactamente lo que es”, aseguraba una estudiante.

Autor: Inga Sieg/ Wolfgang Bernet/ LB/ dpa/ rtrd

Editor: José Ospina Valencia