Alemania y el muro israelí

Durante una visita a Israel, con motivo de una conferencia contra el terrorismo, el ministro alemán del Interior salió en defensa del gobierno del país anfitrión y su controvertida decisión de erigir un muro para protegerse de la violencia. Schily hizo notar que Israel es el más golpeado desde hace tiempo por el terrorismo y ahora busca medios para defenderse de los atentados suicidas. Más aún: en una entrevista radial, criticó las comparaciones que se han hecho con el muro de Berlín.

La línea de Sharon

Hace sólo un par de meses, el Tribunal Internacional de La Haya dictaminó que el muro israelí contraviene el derecho internacional y debería ser derribado de inmediato o, al menos, modificado en su trazado. En un primer momento Israel reaccionó con indignación. Sin embargo, una comisión de juristas recomendó no desdeñar con tanta ligereza el veredicto de la corte internacional.

Pero el gobierno del primer ministro Ariel Sharon sigue adelante con sus planes y descarta de plano que esté intentando desde ya fijar los límites de lo que podría ser un futuro Estado palestino mediante este cerco que, en buena parte, transcurre por territorios ocupados. Oficialmente se repite una y otra vez que su único propósito es incrementar la seguridad y que ya se han reducido las infiltraciones terroristas en forma considerable. No obstante, no existen pruebas fehacientes de que así sea.

Desliz político

El ministro alemán hubiera hecho bien en no asumir sin más la visión israelí. Porque ella no sólo se contrapone a la del Tribunal Internacional, sino a la postura mantenida hasta ahora por el gobierno alemán. Naturalmente Israel, al igual que cualquier país, tiene derecho a protegerse del terrorismo y la violencia, y de erigir para ello un muro. Pero sólo dentro de su propio territorio. Y, en este caso, no es así. Incluso los palestinos y la Liga Árabe argumentaron de forma similar en las audiencias celebradas en La Haya.

En Berlín se ha intentado suavizar un poco las declaraciones de Schily. Se dijo, por ejemplo, que el ministro no se había referido al trazado del muro y que la postura del gobierno alemán no ha variado. Pero el daño ya está hecho: ante los palestinos y el mundo árabe, porque un ministro germano, a cargo de una cartera significativa, asumió irrestrictamente una posición israelí contra la que existe amplio consenso mundial. Y quizá también ante Israel, donde tendrá que imponerse la evidencia de que, pese a la sorpresiva solidaridad de Schily, nada ha cambiado en la política alemana.