Alemanes, sonrían por favor
13 de marzo de 2005
¿Lo conseguirán? ¿Serán los alemanes tan despreocupados como los franceses, tan simpáticos como los latinos o tan divertidos como los italianos? Durante el Mundial Alemania 2006, 80 millones de personas en el país anfitrión tendrán que presentar su más sincera sonrisa si quieren convencer a la masa de visitantes. Esta "encantadora batalla" que librarán los alemanes no tiene que ver con su personalidad, sino más bien con el interés económico.
Beneficio para el turismo
"No tendremos una oportunidad como el mundial en los próximos 100 años" recuerda Klaus Laepple, director de la asociación de empresas turísticas alemanas (BTW). Un millón de visitante extranjeros se acuartelaran en el país siguiendo a sus escuadras, y se esperan diez millones de reservas de hotel. Eso no es nada comparado con el probable auge turístico del país en los años posteriores al evento.
"El éxito comenzará tras la final. El mundial es una gran campaña de imagen para el país", declara Klaus Lindemann, director de turismo en Stuttgart y portavoz de las doce ciudades sede del mundial. Quizás entonces, Alemania entre en las ligas mayores de los destinos turísticos preferidos. Tan sólo 19 millones de turistas vienen a Alemania anualmente. El país se encuentra por detrás de Austria y mucho más atrás que los destinos estrella como España, Francia e Italia.
La mejor cara de Alemania
Pero Alemania tendrá que vender mejor su imagen si quiere cumplir con los objetivos de la campaña. Según una encuesta, el país todavía esta muy lejos de conseguir buenas notas en su valoración en el extranjero. A pesar de que rusos, estadounidenses, italianos, daneses y brasileños otorgan las mejores notas al país en cuestión de afán organizador y afición por el fútbol, las notas como pueblo abierto, tolerante y feliz se quedan en un aprobado justo.
En el torneo de fútbol por excelencia, los alemanes tendrán que derrocar sus clichés a ojos de todo el mundo o por lo menos restarles credibilidad. Y esto lo pueden conseguir los alemanes como se demostró en Munich 1972 y en el Mundial de Atletismo de Stuttgart 1993, que fue incluso premiado por la UNESCO. Si lo logran, Alemania podrá beneficiarse como destino turístico como hizo Sydney en los juegos de 2000.
La "alegría de vivir alemana" emitida en directo hasta los hogares de todo el mundo sería la clave para conseguir beneficios turísticos a largo plazo. "Para eso no sirve ninguna resolución ministerial, sino sale de la persona", afirma el comisario de Hannover Klaus Timaeus. De todas formas, el éxito dependerá de que las ciudades sede correspondan a los visitantes que vienen a buscar el éxtasis del fútbol. No basta con cerveza y bares.
Cerveza y fiesta para garantizar el ambiente
Entre otros planes destaca la milla del mundial que se proyecta en Hannover. "Queremos llamarla la milla de la fiesta, pero suena mucho a cerveza y salchichas", dice Timaeus. La capital de la Baja Sajonia quiere elevar el rango de su programa de eventos y convertirlo en un festival. La Expo de Hannover fue la prueba y ahora será el gran momento", opina Timaeus.
Para que el espectáculo no decaiga en su punto álgido, la asociación de turismo pide al gobierno una suspensión temporal del horario de cierre de los bares y locales. "Los partidos se van a jugar por la noche. Los vencedores querrán celebrarlo y los perdedores ahogar sus penas. Eso es lo que crea ambiente", dice el presidente de la asociación.
Buena Onda World Cup
En la ciudad de Colonia ya han avanzado en su calidad de anfitriones asegurándose sus invitados con tiempo suficiente. Un acuerdo con la Federación de Fútbol Brasileña convertirá la ciudad del Rin en el cuartel general de los 3.000 aficionados que seguirán a los actuales campeones. Las camas ya están preparadas y Colonia se ha adelantado al evento despertando la envidia de otras ciudades. Los visitantes sudamericanos garantizan largas estancias en los hoteles y con su música y su alegría serán la mayor atracción de la ciudad.
Las empresas contratistas del mundial también se ponen manos a la obra y envían a sus trabajadores por todo el país para educarlos en distintas materias. Amabilidad, servicio al cliente, aprendizaje de idiomas, y maneras con los invitados de todo el mundo son algunos de los requisitos para trabajar en el mundial. Y no sólo es cosa de que el camarero sea simpático. También policías, conductores de transporte público y agentes de fronteras tendrán que mostrar su cara amable. El gobierno federal apoyará con tres millones de euros un concepto de anfitrión que se presentará en la feria de turismo de Berlín.
15.000 voluntarios tendrán la misión de garantizar la "buena onda" del mundial. Ayudarán a los turistas en aeropuertos y estaciones, acompañarán a personalidades y periodistas. Estos voluntarios no están pagados. Como requisito sólo se les pide aguantar cuatro semanas de estrés sin un céntimo, ni siquiera alojamiento. Por lo menos Adidas, uno de los patrocinadores, les regalará el uniforme. Esperemos que Alemania llegue al alma a todos los visitantes. Aunque crean que son sonrisas aprendida en la escuela, merece la pena venir.