Alarma máxima por inundaciones en Alemania
27 de mayo de 2010La máxima alarma por las inundaciones se aplica en la región de Brandeburgo, vecina a Berlín, ante el peligro de que los diques cedan a la presión de las aguas.
Varios equipos alemanes coordinados desde la localidad de Potsdam se encuentran en esa zona reforzando los diques.
Mientras tanto, Polonia, que en los últimos días sufrió las inundaciones más graves del último siglo, respiraba hoy con algo más de tranquilidad después de que el desbordado caudal del río Vístula llegara al mar Báltico.
Las autoridades del estado federado de Brandeburgo, en el este de Alemania, decretaron la alerta máxima ante la riada, procedente de Polonia, que afecta a los ríos Oder y
Neisse.
Altura críticas de las aguas
El nivel 4 de alerta implica que existe peligro de que las aguas rebasen o rompan presas y diques y responde a que éstas han alcanzado la altura crítica de 5,9 metros. En Ratzdorf, al sur de Fráncfort del Oder, las aguas alcanzaron la mañana del jueves la marca de 6,18 metros.
Equipos de voluntarios apilan día y noche sacos de arena para reforzar los diques. Que éstos puedan contener las aguas es incierto, pero se es optimista.
El ministro de Medio Ambiente de Brandeburgo, Matthias Freude, aseguró hoy que la riada "será la segunda más fuerte" que se conoce del Oder, después de las inundaciones de 1997 que anegaron la región, provocaron daños multimillonarios y obligaron a reconstruir todo el sistema de diques.
Supervisión permanente de los diques
Los equipos de emergencia supervisan permanentemente la situación a lo largo de ambos cauces. Cada dique es inspeccionado permanentemente por responsables designados especialmente a ese efecto, que tratan de detectar a tiempo fisuras o ablandamientos del material.
Pese a que el nivel de las aguas aumenta sin cesar, los responsables de protección civil de Brandeburgo esperan que las inundaciones no alcancen el nivel catastrófico de las registradas en 1997.
En Polonia las inundaciones, las más graves en los últimos 160 años, según el Gobierno, han causado la muerte de al menos 16 personas y miles de familias siguen todavía sin luz ni agua corriente.
dpa
Editor: Pablo Kummetz