AC Milan: la importancia de llamarse Kaká
24 de mayo de 2007Poco elegante es, luego de transcurridos los encuentros, señalar a individuos como culpables. Pero ello es inevitable en esta ocasión. Responsable, si hay sólo uno, es el técnico español de Liverpool, Rafael Benítez. Éste echó a su equipo al frente, en estrategia poco reprochable. Pero al mismo tiempo, mandó a Xabi Alonso a desperdiciar su ingente calidad deportiva para parar, a como diera lugar, al astro brasileño Kaká.
Ceder la iniciativa
Esto distrajo al conjunto rojo, además de que conllevaba un problema elemental: la estrategia era reactiva, y no proactiva. En otras palabras, le cedía la iniciativa a la escuadra milanesa. Así, Kaká rodó por el suelo en numerosasy dolorosas ocasiones durante la primera parte. Y Liverpool, empeñado cada vez más en las labores de contención, se olvidó de atacar.
No es que el AC Milan haya estado libre de faltas y otros pecadillos. Pero, con excepción de Gattuso, practicó un juego mucho más limpio que el de Liverpool en el primer tiempo. Hasta que Kaká, genial como es, encontró el antídoto.
El brasileño se perfilaba hacia el área rival casi al llegar el intermedio, y se puso como carnada para que Alonso mordiera el anzuelo. El vasco lo hizo. Kaká salió trompicado una vez más. Quien cobró el tiro libre fue Pirlo, con un disparo que llevaba mucho efecto y fuerza. Además, el obús alcanzó a rozar la espalda de Inzaghi, haciendo inútil el vuelo de Reina. Aunque sea por una vez, el fair play dejaba dividendos.
Mascherano, enorme
Benítez pudo haber hecho desde el principio algo mucho más sensato y estrictamente futbolístico: mandar al argentino Javier Mascherano a marcar a Kaká. Ello sólo ocurrió cuando, tras una gambeta relampagueante del carioca aún en el primer tiempo, Mascherano llegó al relevo para recuperar el balón con limpieza y contundencia.
De ahí en adelante las cosas cambiaron: Benítet decretó el enroque de posiciones entre Alonso y Mascherano. Kaká desapareció un tanto del partido bajo la sombra del argentino, que estuvo enorme. Xabi Alonso se dedicó a jugar fútbol, cosa que sabe hacer muy bien. Parecía ser que Liverpool regresaría al partido.
Mas, en su desesperación, el técnico cometió su segundo gran error. Es verdad que el ataque británico necesitaba al gigante Peter Crouch. Pero Benítez sacó a Mascherano al minuto 78, y con ello perdió buena parte de su capacidad defensiva. Kaká volvió a tener espacios, que finalmente aprovechó para poner el pase del gol definitivo, también por parte de Inzaghi.
Ello ocurrió en el minuto 82. Liverpool apenas tuvo tiempo para reaccionar, ante un Milan que cedió por completo la iniciativa. El regreso, empero, resultó imposible. Por enjundia no quedó. Liverpool luchó en vano. AC Milan ostenta el título de la Champions League. Lejos quedaba aquella "noche negra" de Estambul. La venganza, dulce como es, estaba consumada.