Los alemanes y la reforma que trajo confusión y apuro
13 de marzo de 2010El cliché del estudiante alemán indica que éste empieza tardíamente su trayectoria universitaria, y demora mucho en sus estudios. Mientras otros estudiantes europeos a los 21 años ya han terminado buena parte de su carrera, en Alemania muchos recién entran a la universidad.
Hay varias razones que explican este fenómeno. Una radica en la larga duración del período escolar. Para llegar al bachellor germano se requieren por lo general 13 años en vez de 12, como en otros países.
Algunos estados federados ya están por reducir ese período educativo. Tomando en cuenta que los niños entran con seis años a la primaria, el bachellor alemán típico tiene 19 años.
Y después, ¿por qué apresurarse? Al bachellor se añade muchas veces un año de servicio militar o servicio cívico, una pasantía, trabajo voluntario o simplemente “vacaciones”. Y hasta unos años atrás, la autonomía reinaba durante los estudios, de tal manera que la carrera se prolongaba –en algunos casos- hasta los 30.
La reforma y sus consecuencias
Pero las condiciones han ido cambiando en los últimos años. Con el “Proceso de Boloña”, que se inició en el 1999, se quería lograr la internacionalización del sistema universitario a nivel europeo. En Italia se reunieron los ministros de Educación de 29 países europeos para acordar la creación de un espacio universitario común.
La idea principal era simple: facilitar el intercambio de estudiantes en Europa, igualando los sistemas, para que un francés pudiera empezar sus estudios en París, por ejemplo, y terminarlos en Múnich. Más de diez años después del primer encuentro, ya participan 46 Estados europeos en ese proceso.
La reforma trajo consigo la división de las carreras en dos partes: la primera, el bachellor, tiene por lo general la duración de tres años y se trata de un grado académico medio, mientras que el master está constituido por dos años de estudios más.
Una de las mayores preocupaciones de los estudiantes es que hasta ahora no hay suficientes plazas de master. Al terminar el bachellor, los estudiantes son sometidos a otro proceso de postulación.
Estudiantes confundidos
En Alemania, se intentó crear un incentivo para personas que después del bachellor o al terminar un aprendizaje profesional, desistían de empezar una carrera universitaria por los muchos años que tendrían que estudiar sin tener ingresos.
Con algunas materias en el campo de la ingeniería o la economía eso sí puede funcionar. Pero sucede que sobre todo en el campo de las ciencias sociales y humanidades la mayoría de las carreras del bachellor no habilitan a los estudiantes para entrar al mercado laboral. Los empleadores sólo aceptan solicitantes con títulos mayores, como el master.
La reforma a nivel nacional produjo mucha confusión, pero ¿se logró la facilitación del intercambio internacional? Eso depende. Con programas de intercambio como Erasmus, apoyados por la Unión Europea, hoy en día sí es fácil pasar un semestre en otro país.
Pero si se habla de la misma estructura de las carreras, todavía no hay muchas coincidencias. En Alemania el bachellor tiene una duración de tres años, pero en otros países son cuatro. Así, con un bachellor alemán puede resultar difícil hacer el master en Países Bajos o en España, por ejemplo.
Mucho por cambiar
Se puede constatar que los estudiantes alemanes están alejándose del viejo estereotipo. Estudian más en menos tiempo, pero si eso realmente significa una mejora, aún no se sabe. En su décimo año, el Proceso de Boloña no ha llegado a su fin como era la intención de los ministros, diez años atrás. Se aplazó el cumplimiento de las metas al año 2020. Es evidente: queda mucho por cambiar.
Autora: Lisbeth Müller-Hofstede
Editor: Enrique López
La autora es estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Berlín.